RAINER WERNER
FASSBINDER
Panorámica
de un genio disoluto
Rainer Werner Fassbinder tenía diecisiete años de
edad, cuando en 1962, un grupo de cineastas firma el Manifiesto de Oberhausen,
acto de nacimiento del joven cine alemán del que él mismo comentaría: “La
técnica, la perfección, se echaban de menos en esas películas”. En 1968, funda
junto a los actores Peer Raben, Hanna Schygulla, Rudolf Waldemar Brem y Kart
Raab, el Antiteater de Munich,
colectivo que serviría de motor para sus primeras creaciones. El nombre de
Douglas Sirk -director alemán con carrera cinematográfica florecida en
Hollywood-, significó el punto de partida para las más importantes obras de
Fassbinder, en las que da rienda suelta al melodrama cultivado por Sirk.
Pero la interpretación personal que el joven
director hace del género, lo emprende con una conciencia distinta: “La mayoría de los melodramas están apoyados en una
problemática que interesa a la burguesía, lo cual es muy falso y mistificador.
Hay que ir a la búsqueda de los melodramas que vive el proletariado, no de
aquéllos que a la burguesía le gusta imaginar que vive el proletariado". En 1974 el premio ganado en el Festival de
Cannes con Todos nos llamamos Alí (1974),
le da a conocer internacionalmente. En ese momento R.W.F. está a punto de
cumplir 28 años, pero a esas alturas, ya tiene una larga experiencia como
autor, director y actor teatral.
A
menudo se habla de Fassbinder como un gran director de escena, ya que cada
plano de sus filmes estaba prolijamente diseñado para provocar un fuerte
impacto estético en la pantalla, ya fuera por su sobriedad o por sus retorcidos
adornos técnicos. En sus primeras películas abundan los planos lentos, muchas
veces estáticos, e incluso repetitivos; lo que le permitía mostrar escenas con
una fuerte carga emocional, dotándolas de gran duración, o apenas moviendo la cámara
minuciosamente, para crear una especie
de distanciamiento. Sólo así daba realce a lo que le sucedía a los personajes
dentro de la escena: experimentando en relación con sus propios sentimientos,
lo que está allí latente.
Fassbinder
también llegaría a encargarse de la fotografía y sobre todo, del montaje de sus
cintas, así como de la escogencia de los temas musicales; por otra parte fue el
mejor a la hora de develar la verdad de la Alemania posterior a la guerra, así como la violencia
presente en la lucha de clases. Esto era posible cuando lograba exponer la
crueldad de las relaciones sociales, y en repetidas ocasiones al poner al descubierto
una brutalidad quizás superior a la mezcla entre aquéllas y las relaciones de
deseo; retratando la indignidad de una nación que funda su opulencia sobre las
ruinas humeantes del nazismo, y desenmascarando las trampas de la alienación de
una ideología dominante.
Aquí
están algunas de las obras más representativas de su prolífica producción:
El amor es más frío que la muerte (Liebe ist kälter als der Tod 1969)
La ópera prima del
director, es una especie de apropiamiento temático de las películas americanas
de mafiosos y delincuentes, realizada con una perturbadora estética
minimalista, y con precarias condiciones de producción.
Todos nos llamamos Alí (Angst essen Seele auf, 1974)
En esta película que retrata un dilema como la
xenofobia, actúan su propio director, y Lilo Pempeit, la madre de éste.
Ganadora del Premio FISPRECI al Mejor Director en 1974.
La ley del más fuerte (Faustrecht der Freiheit, 1974)
En
esta película, Fassbinder interpreta a un joven homosexual humilde, que un buen
día ve cambiar su suerte. Al mismo
tiempo pinta un reflejo amplificado de los nuevos mecanismos de la lucha de
clases, y también una autobiografía del canibalismo y el sadomasoquismo
afectivo.
El matrimonio de Maria Braun (Die Ehe der
Maria Braun, 1979)
Parábola de la Alemania de la posguerra
a través de la vida de una mujer y sus sucesivas parejas. François Truffaut la
definió como "un original, épico y poético trabajo de gran calidad".
Entre muchos premios fue ganadora en 1979, del Oso de Plata concedido en una mención
especial para el equipo de la película, y el Oso de Plata a la Mejor Actriz,
Hanna Schygulla.
La ansiedad de Veronika Voss (Die Sehnsucht der Veronika Voss, 1982)
Ganadora
del Oso de Oro al Mejor Director en el Festival de Berlín, 1982; y del Premio
de la Crítica FISPRECI,
al Mejor Director, en el Festival de Toronto ése mismo año.
Querelle (1982) Con
una puesta en escena marcada por el expresionismo, Querelle cuyo guión es una adaptación de la novela Querelle de Brest de Jean Genet, es sin
lugar a dudas, la película que catapultó a la fama a su director. Este filme
sería además el último de Fassbinder y además considerado como película de
culto y un ícono para la cultura Gay.
En
resumidas cuentas, y sin abordar jamás los temas políticos, sus películas son
políticas en la medida en que se dirigen hacia una subversión-inflación que
tiende a hacer explotar los códigos nostálgicos del relato hollywoodense. Como
Orson Welles, Carmelo Bene, Jerry Lewis, y Alfred Hitchcock, Fassbinder también
actúa en varios de sus filmes, en los cuales la presencia de la mujer es fundamental
puesto que son heroínas y al mismo tiempo trabajadoras por la reconstrucción de
una nación. Mujeres fatales, pequeñas manos industriosas y modernas Marlene,
manejables e inaccesibles, soldados y reinas; personajes que completaban su
lucha por la imagen y que encarnaban la esperanza sólo reservada para los que
saben que todo está perdido.
Rainer
Werner Fassbinder, produjo una obra de más de cuarenta películas en diecisiete
años de los 37 que estuvo sobre la tierra, los que serían suficientes para considerarlo
como el más importante director del nuevo cine alemán. Tras él queda una
importante experiencia teatral, la consagración de un magnífico grupo de
actores en cuya cabeza se encuentra Hanna Schygulla, y una revolucionaria
experiencia televisiva, sobre todo en su versión de Berlin Alexanderplatz (1980), novela de Alfred Döblin. Fassbinder siempre dijo que el contacto directo con
prostitutas, chulos y gente de arte en la joven Alemania de los años sesenta
influyó notoriamente en su vida y en su obra.
(Fuente: Burdeau, Emmanuelle. Valor de RWF, o lo que queda de él.
Cashiers Du Cinema, España, Nº 2. Junio 2007 pág. 88)
Iola Mares
Confieso desde mi más inocente ignorancia que desconocía la existencia de Fassbinder; pero, luego de leer esto sobre él y su trabajo, no me queda de otra que comenzar a conocerlo. Y no lo digo como pesada obligación, sino como quien por fin consigue un alma gemela y sabe que mejor la sigue y la conoce para aprender de ella y a través de ella, o la perderá de nuevo.
ResponderEliminarGracias por esta publicación.
Muy generoso, honesto y revelador comentario. Con Fassbinder uno advierte eso cuando lo conoce, uno se pregunta sobre su efímera genialidad. Sin embargo son ráfagas para nuestras inspiraciones, marcas, medallas, cicatrices en el panorama de nuestras musas.
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