jueves, 8 de marzo de 2012

La perspectiva de género en el cine

Películas de mujeres con mundos extraordinarios
Muchísimos han sido los autores que han fijado su atención en el universo femenino, a veces sin otra intención que la de reproducir un cosmos “intraducible”, pero que han aprovechado como surtidor de ideas para plantear agotadas temáticas y supuestos enigmas. La industria de Hollywood en particular, ha dado muestras de una activa misoginia, al fomentar una especie de institución, donde la existencia de la mujer es vista a través de la maquinaria del deseo, como un ornato u objeto sexual. En reiteradas ocasiones, la industria se ha empeñado en reproducir moldes narrativos y visuales, que no trascienden el de la femme fatale o en contraparte el de la madre benefactora y hogareña; o la virgen pasional que no quiebra un plato. En lo que a la perspectiva de género se refiere, el cine contribuye a comprender la relación entre hombres y mujeres a través de la historia, y actúa para ayudar a tomar conciencia de la dimensión sesgada que se les da a ellas a través de estereotipos; el cine abre una ventana para modificar esos arquetipos. Existen paradigmas en donde el enfoque de género ha traspasado la normatividad, dando como resultado piezas importantes en el imaginario cinematográfico, ya sea de la mano de directores o directoras, que plantean un abordaje sincero del universo femenino, contribuyendo al desciframiento de una identidad, ya sea como esperanza o como denuncia.

Son heroínas que si bien pueden representar a la ama de casa, tienen un valor agregado y problemático que las libera, repotenciando su interés por modificar su existencia; haciendo valer su lugar en el mundo, hacia su propia realización personal o colectiva. Es así como la fábrica de imágenes ha dado su contribución a la perspectiva de género con una serie de títulos, que son importantes para este enfoque y de los que mencionaremos sólo algunos.


Todo sobre Eva (All about Eve, 1950), dirigida por Joseph L. Mankiewicz es la película más conocida de Bette Davis. Esta cinta desnuda los miedos de una mujer madura que por temor a perder su protagonismo, es desplazada por una actriz más joven, de quien en realidad recibe lecciones de humildad.



Las noches de Cabiria (Le Notti di Cabiria, 1957), nos muestra a una menuda, dramática y encantadora Giuletta Masina en el rol de una prostituta que se sale del molde por su bondad, y que le haría ganar el Premio a la Mejor Actriz en el Festival de Cannes, la cinta es dirigida por su esposo Federico Felini. De Ingmar Bergman es Persona (Personae, 1966), en donde Liv Ullman despliega su potencial histriónico con Elizabeth, una conocida actriz teatral que se queda sin habla y pasa a ser atendida por una enfermera. Entre ambas se establece una relación de simbiosis que culmina en una transferencia de personalidad.





Bella de día (Belle de jour, 1967), es un título representativo de Luis Buñuel protagonizado por la deslumbrante Catherine Denueve, quien logra consagrarse gracias al rol de la ambigua Severine, una mujer insatisfecha por su marido y que llena de fantasías eróticas, sale a la calle y descubre un mundo nuevo en una casa de citas en donde comienza a trabajar.






Nueva York es el telón de fondo donde se despliegan los recovecos psicológicos de Annie Hall (1977), de Woody Allen, estelarizada por Diane Keaton, ganadora ese año del Premio de la Academia a la mejor actriz.




Lecciones de piano (The piano 1993), dirigida por Jane Campion, introduce un discurso de ruptura en un ambiente de época donde ser esposa era considerado ser propiedad de un marido. La puesta en escena ofrece un tratamiento estético sobre la subversión de una mujer inmersa en la mudez, e interpretada por Holly Hunter.



La sencilla pero brillante y valiente jefa de policía Marge Gunderson, sobresale en Fargo (1996), de Joel Cohen. En una profesión de hombres, esta mujer descuella con una entereza tan extraordinaria, que es capaz de desmantelar los más básicos instintos criminales del sexo opuesto. Frances McDormand, su protagonista, fue vencedora del Oscar en 1996.


Estructurada a manera de road movie, Thelma y Louise (1991) de Ridley Scott, es un canto definitivo a la mujer, pues llegó incluso a ser considerada como película de culto para los movimientos feministas. Es protagonizada por Susan Sarandon y Geena Davis, quienes dan vida a un dueto de amigas que deciden un día, dar un vuelco radical a sus vidas, renunciando a una cotidianidad de desamor y maltrato doméstico.




Del español Benito Zambrano es Solas (1999), filme muy reconocido en festivales, en el que se plantea una cuestión básica sobre las relaciones madre-hija, y los estereotipos de género tradicionales, al igual que el asunto de la solidaridad entre mujeres cuando comparten el factor común del agravio y abandono de sus parejas.



Te doy mis ojos (2003), de Iciar Bollaín, es un llamado de atención directo y sin escrúpulos a la violencia de género. La cinta además de emblemática, pasó a ser materia de estudio sobre el maltrato doméstico al que afronta desde una mirada plural, con personajes que juegan roles determinantes para ayudar a dilucidar el porqué de un fenómeno, que es ya asunto de salud pública en España. Fue ganadora de 7 premios Goya incluyendo mejor película, directora, actriz y actor.




Por último La teta asustada (2009), de la realizadora peruana Claudia Llosa (ganadora del Oso de Oro del Festival de Cine de Berlín), hablada en español y quechua, tiene un interesante argumento que da cuenta de una rara enfermedad que era transmitida por la leche materna de las mujeres que fueron violadas o maltratadas durante la guerra contra el terrorismo, en los años ochenta en el Perú.



Escrito por iOla Mares

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